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Los viejos cinemas

 

Aquel sábado 3 de septiembre  me encontraba en gimnasio  haciendo ejercicio cuando mire mi móvil recordé que tenia que reunirme con mis compañeros; en ese momento. detuve todo y me aliste para ir a encontrarme con ellos, así que pare un taxi y le dije que me llevara al centro, llegue, me baje y busque en medio de la multitud un pelo mono que me dijera donde es que estaba Lina, el momento cuando fui siguiendo el curso, y era verlos en una esquina. Luego fuimos a uno de los paradores públicos a preguntar las direcciones sobre los cines antiguos de acá de la ciudad, fue algo conmovedor en ese momento que vi un mendigo llevado del vicio, pero igual, seguí mi curso. Fue así como no nos dieron respuesta alguna, de aquellas direcciones que no se le tenia mucha noción, inundado del cansancio seguí caminando, desesperado de comer algo y agobiado por no tentarme de saber que tenia un sicosis con la gordura. Llevábamos toda la tarde, aun así con muchos compromisos encima, era con lo cumplido que había que responder. Algo así por las 3:00 pm fuimos al pasaje real rastreando parta obtener mas datos; fue cuando mi compañera Paula insistía con ir al antiguo cine Metropol; en ese momento se me vino a mi mente tantos recuerdos de mi niñez cuando visitaba ese cine y algo de mis recuerdos creo saber que la ultima película que vi fue el Titanic. Ya eran las 4:00 pm y nos dirigimos al imperial era evidente que no necesitábamos tener conocimiento de donde quedaba el cine, tan solo de mirar que la fachada antigua y un parqueadero que estaba cerrado, era evidente.

 

Recorrimos el sitio y dimos con la colaboración de una señor de una óptica y de una señora de una heladería, fue algo como una buena señal de que estábamos haciendo bien la cosas. Lo digo por que en medio de mi agotamiento recorriendo con mis compañeros el centro de la ciudad, pero fue así como fuimos adquiriendo información de aquellos cines que ya no existían.

 

El 8 de septiembre del 2016 una tarde calorosa en la ciudad de Ibagué caminaba por la calle once, era raro ver despejado el trafico vehicular y se me dio por preguntarle a una señora que vendía dulces en un caseta con un aspecto algo antiguo, me presente de una manera muy formal y le pregunte: ¿Señora usted hace cuanto trabaja acá?, ella con mucha solidaridad respondió: “Hace 28 años”. Fue así cuando ella se presento conmigo y me dijo: ¿Joven usted de casualidad es el hijo de la Dra. Tania? Abrí los ojos como si me fueran a echar gotas y le dije si. ¿Usted como sabe? –Es la misma jeta de su mama. Me reí y le pregunte: ¿Usted tiene un grato momento desde que trabaja al frente hace 28 años acá al frente del Metropol?. En ese momento su cara se sonrojo y se lleno de recuerdos, en su cara sus líneas de expresión como el seño y las arrugas tomaron curvas y me dijo: “¡Claro! Mi esposo y yo cada domingo teníamos entradas libres para venir con nuestros hijos a ver las películas de animación, ese cine me trae muy gratos momentos. Recuerdo que solo habían dos salas; y que eran grandes muy amplias y espaciosas. Todas con sillas cómodas y el tapee rojo. Pero da nostalgia saber que ya no esta”. Me sorprendió saber todo eso y la sinceridad con que me lo decía; pero tampoco me contuve así que le seguí preguntando. ¿Señora y usted por que cree que ya no esta? – Ya no esta por que en esa época salieron los DVD’s y que gracia tenia venir a cine cuando se podía ver la película desde la casa; yo si puedo decir que disfrute mucho aquella época, tanto así que a mi y a mi esposo nos daban entradas gratis para entrar con nuestros hijos.

Fue así como le di las gracias por todo a María Nancy Perdomo, vendedora de dulces y minutos de la calle once.

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